domingo, 7 de noviembre de 2010

"CABALLO"

Los mecanismos que controlan las emociones del caballo son similares a los de los humanos. Además de su probada inteligencia, son capaces de sentir emociones tan humanas como el miedo. De ahí su reacción ante posibles peligros o ataques. No es un animal agresivo, por lo que prefiere la huida a la enfrenta.
Los caballos tienen una cierta sensibilidad. Les afecta el ambiente o atmósfera en el que se mueven y en especial, son sensibles al estado de ánimo de la persona con la que se relacionan.

Además, el carácter del caballo es sociable y por tanto necesita comunicarse con los otros miembros de la manada. Es el mismo sentimiento que sentimos las personas cuando estamos rodeados de gente que nos quiere y nos apoya, el sentimiento de seguridad tan necesario para este animal.
Tienen la capacidad de transmitir emociones y pueden establecer una jerarquía dentro de su manada sin violencia.
El lenguaje corporal de los equinos puede ser muy amplio. Tanto su cara como su cuerpo pueden indicar su carácter, su estado de ánimo y su comportamiento, lo que es básico para una buena comunicación entre amo y mascota.
La historia de los caballos está íntimamente ligada a los cambios climáticos. Después de una evolución larga en el transcurso del Eoceno, cuando el supercontinente se separó, los caballos emigraron hacia Eurasia en el curso de Oligoceno. Ya de tamaño grande, comenzaron a parecerse a los caballos actuales.
El Anchitheriinae fue el primer ejemplar que aparece en Europa. Su pie había conservado tres dedos del pie. Su cuello era más largo que el de los caballos actuales. La especie va entonces a evolucionar sobre todo en América del Norte. Va a hacerse más grande y más adaptada a la carrera.
Durante el transcurso del Oligoceno, hace aproximadamente 30 millones de años, la regresión de los bosques forzó una nueva evolución de los caballos. Tienen que adaptarse a un suelo más duro y a un medio más abierto, frecuentado por numerosos depredadores. Miembros más largos favorecen la huida. Esta especialización también afecto a los dedos, produciéndose una reducción progresiva del número de dedos. La almohadilla plantar desaparece para dejar sitio a un único casco sólido.
Paralelamente, la talla y la potencia de los caballos aumentan. También su dentadura se adapta a su nueva dieta: hierbas duras.
Con el comienzo del Mioceno, los dientes se transforman ya en verdaderas muelas, mejor adaptadas a las gramíneas. Los premolares se hicieron más grandes y acabaron por parecerse a los molares. Estamos ya antes los verdaderos precursores de los caballos modernos.

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